esencia

Dicen que el camino más largo es hacia el interior: dura toda la vida. Y que solamente podemos cambiar el mundo si cambiamos por dentro. En realidad, creemos que nos transformamos y lo que hacemos es encontrarnos con nuestra propia esencia. Porque la única tarea del ser humano es SER humano y el propósito de la vida consiste en VIVIR: te invito a ser TÚ, tu ser auténtico.

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viernes, 26 de septiembre de 2014

Educación biocéntrica: educar para sanar

Biodanza para niñ@s y adolescentes

Un fin de semana con Alejandro Balbi, 
nieto de Rolando Toro, creador del sistema


Dicen que ha heredado el genio de su abuelo, Rolando Toro, el psicólogo y antropólogo chileno creador de Biodanza. Invitado por la Escuela Hispánica de Biodanza, Alejandro Balbi ha visitado Madrid este fin de semana. Con él he hablado de música, de educación, de Argentina y cómo no, de "la danza de la vida".

Después de dos días y medio de charlas, comidas y mucha danza, puedo afirmar que Balbi es Biodanza en estado puro. Pura danza, como su primo Marcelo Toro, también nieto del creador del sistema.

Alejandro describe Argentina como “una ensalada de frutas del resto del mundo", eso sí, “con los mejores ingredientes”, donde entre los españoles emigrantes solo hay unión. Denuncia que “la música va mal porque tratamos mal a los músicos” al no pagarles por su trabajo y asegura que en esta vida “no necesitas un trabajo, necesitas un oficio, una vocación" con la que además puedas pagar tus gastos. Y eso es, en parte, la felicidad, sobre la cual ha impartido un taller bajo el título de “el niño interior”.

El que es uno de los mayores especialistas del mundo en Biodanza para niños y jóvenes reivindica la importancia del contacto en educación y denuncia que "un ministerio de Educación que no permite los abrazos en las aulas está creando psicópatas". Desde su experiencia en colegios de todo el mundo, “Biodanza genera en la escuela una armonía que antes no había". Lo explica largo y tendido en esta entrevista que me han publicado en la revista El Emotional.

Y como no podía ser menos, no puedo dejar que pase el fin de semana sin preguntarle por su abuelo. “Rolando me guió”, recuerda: “cuando tenía una duda le llamaba para preguntarle qué haría, aunque nunca me respondió, él sabía que tú tienes todas las respuestas y te respondía sabiendo eso. Era un genio por esa capacidad, te daba dos palabras de aliento y salías andando”.

La entrevista no tiene desperdicio. Puedes leerla completa aquí.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Eneagrama

Conoce tu personalidad

Leía hace tiempo una crítica escéptica que se mofaba del eneagrama porque no se puede catalogar a los millones de seres humanos en 9 "personalidades". Y por supuesto, cualquiera que haya utilizado este método de autoconocimiento sabrá que lo simplista que resulta limitarse a cada estructura de personalidad, cuando este cada eneatipo está lleno de matices; en ocasiones, por ejemplo, son más importantes las alas o los subtipos, por no hablar de las circunstancias que rodean a cada persona.

Supongo que el riesgo más común con este tipo de instrumentos es simplificar y, en caso concreto del Eneagrama, bajo mi punto de vista el mayor peligro es encasillar a las personas en un tipo de personalidad, etiquetar con un "yo soy un..." número tal. Como dice un amigo y compañero de talleres de trabajo personal, lo adecuado sería decir "yo me atrapo en" tal eneatipo, de modo que podamos ir detectando esas piedras en las que tropezamos una y otra vez para poder allanar el camino de nuestro crecimiento personal.

Durante años escuché hablar del eneagrama como la "panacea". Cuando lo conocí, pensé: "no es para tanto". De hecho, me pareció que se quedaba a nivel racional, cuando yo había empezado ya un camino de trabajo cuerpo-mente. Sin embargo, cuando descubrí mi eneatipo, con la ayuda de la psicóloga que impartía el curso de eneagrama al que asistí por segunda vez, sentí como si por primera vez en mi vida descubriera quién soy. Después de aquel fin de semana de taller llegué a casa, me senté y me dije: "Maria, te presento a María". Es algo así como: "por fin nos conocemos, ¡cuánto tiempo!". Porque puedes pasar toda una vida sin saber quién eres en realidad.

Desde entonces, el eneagrama me parece una poderosa herramienta de conocimiento personal que, sin embargo, no es más que eso: un instrumento a nuestro servicio que, como cualquier otro, puede ser bien o mal utilizado. Me consta que ya lo usan psicólogos y responsables de Recursos Humanos en los procesos de selección de personal y deseo que sepamos ver nuestro eneatipo como una pista más en el sendero que nos conduce a nuestro interior.

Dice Claudio Naranjo que el eneagrama es la más completa herramienta de autoconocimiento, un instrumento que nos permite "dejar de actuar reactivamente, con automatismos, como una máquina: ante cada situación serás capaz de actuar con conciencia" si conoces tu eneatipo. Y "si descubres qué pasión te domina aprenderás a dejar de actuar como una máquina para empezar a vivir con conciencia", explica en esta entrevista.

Este psicoterapeuta está convencido de que "si buscas el yo, acabarás topándote con la ausencia de yo", pues "lo transformador es sentir el ser", por eso recomienda: "ocúpate del reino del corazón y el resto te llegará por añadidura". Porque "muchos son los llamados, pero muchos son también los sordos" en la invitación a conocerse a sí mismo.

Recientemente, la Fundación Claudio Naranjo ha organizado unas jornadas de investigación sobre cómo influye el carácter en la educación y en la formación, para intentar averiguar si se puede enfocar la educación en función del carácter de cada persona. Todo ello enfocado a una educación integral que tenga en cuenta los tres centros del ser humano de los que habla el psiquiatra chileno: el mental, el emocional y el instintivo, de los que ya hablé en La nueva educación en julio 2013.

¿Educamos para ser humanos? Me preguntaba en diciembre 2010 citando también a Naranjo. De educación he hablado largo y tendido en mi blog. Seguiremos...

martes, 9 de septiembre de 2014

Periodismo para el alma

Periodistas con alma

Comparto mi artículo aparecido en agosto en El blog alternativo, a quien agradezco su publicación:

Periodismo es informar. Es contar lo que le pasa a las personas, es dar voz a quienes no la tienen. Periodismo es, en definitiva, un servicio que prestamos personas cualificadas para ello (tanto por nuestra formación académica como por nuestra experiencia profesional como periodistas) a los ciudadanos y a nuestra sociedad.

Una sociedad en la que, a menudo, los periodistas hemos olvidado que estamos prestando un servicio, mientras al ciudadano se le ha olvidado reclamar su derecho a una información veraz. Tal vez porque también se nos ha olvidado el oficio del periodismo, es momento de volver a nuestras raíces y recordar que la base de nuestra profesión son las fuentes, que para informar bien es necesario contrastar, que para contar bien las cosas tenemos que estar donde está la noticia, que para prestar un buen servicio hay que desplazarse a hablar con la gente y escuchar a las personas.

El periodismo es, desde este punto de vista, un servicio social de persona a persona. Entendiendo por persona un ser racional, emocional y corporal; seres humanos completos, por lo tanto, con su inteligencia, su cuerpo, sus emociones y su capacidad de trascendencia. En este sentido, probablemente lo más correcto no sería hablar de periodismo para el alma sino de periodismo de y para las personas.

No entiendo por alma un concepto religioso ni entro a debatir si está científicamente comprobado que exista el alma. Entendamos por alma el espíritu, la esencia, la energía o como queramos llamarlo. Todos y todas comprendemos cuando algo nos llega al alma, sabemos cuando hacemos algo desde el alma o cuando amamos con toda nuestra alma. A eso me refiero. A nuestro ser.

Por eso probablemente también sea una redundancia hablar de periodismo activista o periodismo comprometido, porque el periodismo es compromiso y si no, es que estamos hablando de periodismo cuando nos referimos a otra cosa. Porque los periodistas somos ciudadanos activistas con un compromiso social y si no, es que nos llamamos periodistas cuando somos otra cosa.