esencia

Dicen que el camino más largo es hacia el interior: dura toda la vida. Y que solamente podemos cambiar el mundo si cambiamos por dentro. En realidad, creemos que nos transformamos y lo que hacemos es encontrarnos con nuestra propia esencia. Porque la única tarea del ser humano es SER humano y el propósito de la vida consiste en VIVIR: te invito a ser TÚ, tu ser auténtico.

Páginas

martes, 26 de octubre de 2010

Laboratorios y farmacéuticas

Los "malos" de la película 

Las empresas no son ni buenas ni malas; todo depende del uso que los seres humanos hagamos de ellas.

Empresas: ¿son meras máquinas de hacer dinero o sirven a un bien social? Si solamente las utilizamos para ganar dinero, ¿en quién repercute éste? ¿En la sociedad? ¿En los trabajadores? ¿En los empresarios y directivos? De ser así, ¿a qué lo dedican estos? ¿A comprarse otro yate, a tener una casa más en el campo, a hacerse con una isla desierta o a generar más riqueza y más trabajo?
Son algunas de las preguntas que plantea la activista Vandana Shiva en el documental Utopía.
Trabajadores: nos excusamos asegurando que hay que trabajar. Excusa que parte de una premisa real: necesitamos dinero y la mayoría de las personas tenemos que trabajar para poder vivir. ¿Es así o estamos viviendo para trabajar? ¿Nos hemos planteado qué estamos haciendo con nuestra vida? ¿A qué dedicamos la mayor parte de las horas del día? ¿Cómo repercute nuestra labor en la sociedad?

Durante muchos años he estado trabajando en empresas. En algunas sentí profundamente que estaba desempeñando una labor buena para la humanidad; en otras sentí vacío. Finalmente descubrí que en estas últimas yo era una mera pieza de una maquinaria que, además de amasar dinero, no hace mucho más.

No me consta la menor duda de la profesionalidad y la buena voluntad de la mayoría de las personas que trabajan en la industria farmacéutica. Muchos de esos fármacos curan enfermedades, argumentarán, y la mayoría alivian los síntomas a sus pacientes. Algunos son necesarios. Además, la mayor parte de la investigación científica proviene de los grandes laboratorios. Se trata de ensayos clínicos sobre nuevos productos. ¿Qué ocurre si hay otras formas de sanar?

Me vienen a la memoria las palabras de un profesional de la salud que estuvo dedicado gran parte de su vida a la salud natural. Su medicina integral constaba en gran parte de abrazos, trabajo emocional, meditación, reposo, ayunos terapéuticos. “¿Quién va a ganar dinero con esto, si todo es gratis? Nosotros no interesamos a los laboratorios”, decía.

lunes, 25 de octubre de 2010

Los profesionales

De uno y otro lado

Sirvan estas líneas para expresar mi más profundo respeto y admiración hacia los profesionales de la salud. Como en cualquier otro ámbito supongo que hay personas mejor y peor preparadas, con más o menos experiencia y con mayor o menor habilidad. Gracias a los avances técnicos y científicos la cualificación sanitaria es, en algunos aspectos, cada vez mayor y, por encima de todo ello, se trata de seres humanos que, como tales, también se equivocan. La cuestión es que, en un ámbito como el sanitario, algunos errores tienen muy graves consecuencias. De ello no solamente son víctimas quienes padecen negligencias médicas sino también los profesionales que, aún haciendo bien su trabajo, han metido la pata.

De este lado, los profesionales del sistema sanitario. ¿Cuál es entonces la pega que desde una visión integral de la salud se pone a nuestros médicos? A ellos en general, ninguna; habría que ir caso por caso, en particular. A sus conocimientos: lo que no saben, porque nadie se lo ha enseñado. A su práctica: la falta de dimensión holística. Damos por sentado que todo profesional de la salud, como cualquier otro, cumple unos requisitos indispensables a la hora de ejercer su profesión:
  • Vocación
  • Formación teórica
  • Experiencia o práctica
Y así es en la mayoría de los casos.

Del otro lado, los profesionales de la medicina “natural”. En los años en que llevo en contacto con el "mundo" de las terapias alternativas o complementarias, jamás he visto "eso" que yo imaginaba. Sí me entero de vez en cuando por la prensa de casos de "curanderos" que han engañado a muchos "clientes". Pero las personas con las que yo he dado son auténticos profesionales cualificados. La mayor parte son licenciados (médicos, psicólogos, fisioterapeutas...) que, tras varios años trabajando han comenzado a buscar más "allá" del discurso oficial y han encontrado. Generalmente, su proceso ha conllevado una fuerte crisis personal, al tener que echar por tierra algunas de las ideas que consideraban inmutables. Finalmente, han enriquecido lo que ya sabían (porque lo estudiaron en la carrera o lo aprendieron en su centro de trabajo) con una sabiduría que, por desgracia, en nuestro sistema se ha perdido.

viernes, 22 de octubre de 2010

¿Medicina natural frente a convencional?

Integración, la clave de la cuestión

Bienvenidos sean los adelantos técnicos y científicos que permiten salvar la vida a una parturienta y su bebé; alabados los que hacen posible reconstruir a una víctima de accidente de tráfico que ha quedado desfigurado o a las mujeres que han perdido una mama a causa del cáncer. De nada sirve, sin embargo, atender solamente a los síntomas sin ir a la raíz de la enfermedad ni buscar su causa. U olvidarse de que la mujer, como cualquier mamífero, necesita intimidad y tiempo –el que haga falta- para dilatar.

Lo que resulta chocante de la visión holística de la enfermedad –y lo que provoca grandes crisis en los profesionales y rechazo en el paciente- es su visión del ser humano como un todo y su involucración como parte del proceso. En medicina tradicional se dice que el médico no cura, sino que es uno mismo quien se sana (igual que uno se salva a sí mismo) activando los mecanismos de sabiduría interna de su organismo. 

Por supuesto, es más cómodo empastillarse que empezar un profundo trabajo personal que, obligatoriamente, te va a llevar a mover piezas, a replantearte tu vida, a analizar qué es lo que anda mal… Y no es cómodo atender a las explicaciones que la medicina holística ofrece de algunas dolencias habituales en nuestra sociedad. 

jueves, 21 de octubre de 2010

Salud integral

La salud, o es integral o no es salud

Pues sí, parece que hay algo más allá.

El proceso es el siguiente, según me explica uno de los profesionales que conozco que más tiempo lleva profundizando en el ámbito de la salud. El origen de la enfermedad es siempre emocional; si no se procesa, se produce el desequilibrio energético y, si tampoco se atiende, entonces aparece el malestar físico y, con él, la enfermedad.

La medicina que conocemos hoy en día ha olvidado eso que los defensores de la salud holística defienden: que la salud ha de ser integral, tal y como lo es el ser humano, sin olvidar ninguna de sus dimensiones: física, mental, emocional, energética, espiritual (esta última referida a la dimensión trascendente que todo ser humano posee, con independencia de sus creencias religiosas).

miércoles, 20 de octubre de 2010

Terapias alternativas

¿Alternativa o complemento? 

Yo también era una escéptica. Hasta hace poco, todas estas cosas me sonaban raras, Hace unos años, yo también pensaba que la medicina natural consistía en tomar una serie de potingues en casa y si me hablaban de terapias alternativas, me imaginaba a un curandero chiflado en un cuchitril de mala muerte engañando a la gente para sacarle el dinero y dejándola peor de lo que estaba al llegar a su consulta.

Es más, cuando una terapeuta me aconsejó apuntarme a yoga, le contesté que yo no valía para "eso", que yo necesitaba moverme, patalear, pegar puñetazos o algo así: "eso", para mí, consistía en sentarse como una idiota a recitar oraciones absurdas e intentar poner la mente en blanco sin lograr relajarme.

Hoy sé que las denominadas terapias alternativas son más que una alternativa, que existen terapias complementarias a la convencional… y mucho más.

Por el momento, mi mandíbula no va a peor. Gracias a la homeopatía y varias disciplinas más acabé con los dolores menstruales que varios doctores aseguraban que solamente las pastillas quitan; también dejé de padecer alergia primaveral. Y la terapia sacrocraneal me ayudó a recolocar mi útero tras una operación de mioma (mi escéptica ginecóloga aseguraba que así se quedaría para siempre. Ahora, después de privarme de lácteos y queso para evitar que los miomas crezcan –lo dice la medicina tradicional china y yo lo corroboro- y de regular mis hormonas gracias a un alga, mi querida doctora es cada vez más crédula).

lunes, 18 de octubre de 2010

En busca de la salud


¿Hay algo más... allá? 

Mi camino hacia la salud empezó gracias a un problema de mandíbula. En aquel momento, ni el que era entonces mi médico de cabecera (ahora llamado médico de familia) sabía lo que era el Bruxismo. La pista se la di yo. La encontré en un artículo titulado “Crujir y rechinar de dientes” que se publicó en la revista semanal Salud de ABC el 23 septiembre de 2000. Yo no sabía que apretaba los dientes por la noche; solamente era consciente de que me levantaba cada mañana con la mandíbula encajada. Hasta que no pude tomar ni una tostada.

Mis síntomas encajaban con lo que se describía en el artículo: contractura muscular, dolor de oído y de cabeza… Fui al dentista. Le expliqué que había leído algo acerca de las enfermedades psicosomáticas; él no entendía que el estrés tuviera nada que ver con la boca. Consulté a una psicóloga: efectivamente, yo padecía ansiedad; pero ella no podía ayudarme con los problemas de mandíbula.

Acudí a varios profesionales que fabricaban férulas de descarga, un aparato con el que debería dormir para evitar el desgaste de los dientes. Primero me hicieron una férula blanda; el siguiente especialista me aseguró que ese tipo de aparatos estaba contraindicado para el bruxismo y me construyó una rígida. También me aconsejaron que me hiciera una ortodoncia, ya que la mala oclusión de las arcadas dentales contribuía a empeorar mi problema. Yo insistía: si el problema de fondo es la ansiedad, ¿no sería lo más lógico enseñarme a evitarla? La respuesta más coherente que obtuve fue: "tienes que relajarte".

En aquel artículo sobre bruxismo y trastornos del sueño se afirmaba que no existía "ninguna terapia curativa para la contracción involuntaria de las mandíbulas, sino solamente tratamientos sintomáticos". Buscando en internet encontré que un conocido centro del norte de España trataba esta dolencia. Llamé para consultar; mi presupuesto no me permitía viajar y menos tratarme allí. La alternativa que me propusieron los especialistas fue tomar relajantes musculares… DURANTE EL RESTO DE MI VIDA. Además, tenía que mentalizarme de que en algún momento tendría que dejar de comer. Existía una complicada operación de mandíbula que podrían realizarme cuando fuera mayor y que tenía muchas probabilidades de salir… mal.

Con todo esto, ante la perspectiva de tomar pastillas durante toda mi vida, dejar de comer y operarme de la boca siendo ya ancianita, algo en mi interior me dijo que tenía que haber algo más... ALLÁ.